viernes, 9 de octubre de 2009

3° Mención

Jorge Rolando Acevedo, pseudónimo: Elefante Rojo

Noche de reyes

Para esta fecha los niños del Barrio Alberdi suelen colocar algunos calzados, un poco de comida y una lista interminable de pedidos en la ventana de sus casas o en el arbolito de navidad, luego se van a dormir muy temprano. Esta noche no haré nada de eso: ni pondré mis zapatos número treinta y dos en la ventana, tampoco juntaré agua y pasto para que beban y coman los camellos. ¡Que se encargue otro de eso! ¿Una carta a los Reyes Magos? Si dicen que vienen de Oriente, no creo que sepan el idioma castellano. Nunca supe que hubiera Reyes Magos. Si son reyes tienen que gobernar sus reinos. ¿No sé qué andan haciendo por acá? Si son magos tienen que estar trabajando en un circo. Además cuando habrán iniciado el mentado viaje a Tartagal, si Salta no más queda a un día de viaje en el coche motor del ferrocarril General Belgrano.

Esta noche observé las estrellas acostándome en el patio de casa abrazado a mis muñecos, ellos sí tienen caramelos en sus panzas: el canguro Julio tiene caramelos de frutilla por eso es rosado; el conejo Rogelio tiene caramelos de ciruela, el elefante tato tiene caramelos de banana, naranja ananá: miraré las estrellas y también la luna, aunque Pascual intente llevarme a la cama a las dos de la mañana… Para quien no sabe, Pascual es el rey de los bostezos…

Dicen que los Reyes Magos se llaman Melchor, Gaspar y Baltasar, que saben de astronomía, astrología y un poquito de teología. Yo conozco un Melchor que es carpintero, él hace de una tabla de una madera una pistola, un rifle con balas y todo; también conozco a Baltasar, él es hermano menor de Pico y Gonzalo; Gaspar es el fantasma que vive en la casa abandonada del vecino. Dicen que vienen trayendo mirra ¿Si aquí no se murió nadie todavía? Dicen que vienen cargados de oro, ¡entonces que dejen un poco! Dicen que ofrecen incienso, eso puede ser: por aquí hay muchos altares populares y misachicos.

Quizás mis amigos saldrán mañana a mostrar los juguetes que le trajeron los Reyes Magos, en cambio yo les contaré que vi el inmenso universo con sus las lunas y estrellas; ni Don Pepé, el almacenero, ni Don Gualterio Ansaladi, el cura del pueblo, me van a creer cuando les cuente que tuve el mejor de los regalos: contemplé a mi padre sonreír cargándome en brazos como nunca antes.